Fortaleza medieval de Muro de Roda, valle de La Fueva


"Las montañas más altas temen a los que andan despacio"

"Mas vale perder el tiempo con los amigos... que perder amigos con el tiempo...Por este dulce motivo, pierdo el tiempo contigo... porque NO quiero perderte con el tiempo, amigo"

Regresad vivos, regresad como amigos, llegad a la cumbre. Por ese orden (Roger Baxter-Jones).

jueves, 24 de noviembre de 2011

Baldellou a Camporrells, y Barranco del Pubill

Jueves, 24 de Noviembre de 2011

De Baldellou a Camporrells por el GR-23 y PR-HU 116
Regreso a Baldellou por el Congosto de Camporrells o del Pubill

Hace tiempo que ansiaba recorrer las tierras de La Litera, mi comarca, y entre muchos otros lugares uno de los favoritos era el Congosto de Camporrells a Baldellou.
Para no hacer una ruta de ida y vuelta demasiado repetitiva, me busqué la vida con mapas e imágenes de internet hasta dar con un recorrido circular que no fuera demasiado largo ni complejo.

Bien aprovisionado de un GPS, me puse en marcha casi a las diez de la mañana por el GR-23 bien señalado en la entrada a Baldellou junto a un enorme almacén de cereales y unas pistas deportivas.

De Baldellou destacar el hermoso "Torreón del Pubill", que con sus más de 30 m. de altura es el más alto de Aragón.






Un cartel nos indica el camino, que pasa entre campos de labor.




Vemos la parte final del Congosto por la que saldremos dentro de unas horas.
Me desvío a la izquierda siguiendo el GR





Enseguida cruzaré densos pinares y carrascales, todo muy bonito y fresco por las recientes lluvias.





Después de un par de horas alcanzo lo alto de la sierra, he sudado un poco puesto que el camino se empina y asciende con fuerza, ahora toca llanear por la loma entre más carrascas.




Aparece el majestuoso Cotiella bien nevado, blanco como una novia.





Me desvío del GR-23 al PR-HU 116, para subir a la magnífica ermita de los Mártires, su silueta atrae a la vista y me acelera el paso sin que apenas me dé cuenta.




Bellísimas carrascas junto a la Ermita.




El edificio ha sido recientemente restaurado.
Descanso un buen rato al magnífico Sol que da en la cara sur, calorcito que se agradece y repone energías mientras doy buena cuenta de un bocata de jamón y algo de fruta. 





Tampoco desmerecen nada las impresionantes vistas del Congosto de Mont-Rebei, que divide en dos la sierra del Montsec.

 



Estampa de Camporrells que ya tenemos cerca, a nuestros pies.





Me despido de la ermita, viendo en el fondo del valle la densa y fría niebla que intenta saltar las montañas.






Desciendo por un estrechito sendero a Camporrells, y ya cerca del nucleo urbano dos majestuosos robles centenarios me reciben.


 






Llego a Camporrells, a la fuente del Molino de abajo con sus alrededores recientemente arreglados.




Una amable abuela sale a mi encuentro y despues de unas palabras al principio extrañas me ofrece una botella de agua y me invita a entrar en su casa, un gran detalle que me permite ver el molino escondido en el sótano.
Charlo un rato con ella y me habla de cómo hace años la juventud se divertían mucho más que ahora, cuenta sus historietas que quisiera poder grabar puesto que en pocas ocasiones la naturalidad de una conversación contiene tantos detalles que reseñar en estos tiempos de crisis.

No se esconde en criticar la inversión tan poco productiva que ha hecho el Ayuntamiento en esa plaza de la fuente, que a punto estuvo de destruir el molino que hay bajo tierra con el paso de los camiones.

Ojalá todos escucháramos más a los abuelos y abuelas.





Salimos de Camporrells, y ahora sí, inicio la senda del Congosto.

Compruebo cómo tras los excesos de inversión en la plaza de la fuente, el sendero del congosto se encuentra invadido de zarzas y maleza, haciendo de los primeros 300 m. un paseo imposible, sonroja la carencia de mantenimiento obligándome a entrar en los campos de labor para buscar el sendero.

Ya más adelante encuentro la senda y los mojones o balizas, y ahorta sí puedo disfrutar de un paisaje envidiable. ¿Porqué el pueblo no acondiciona los primeros 300 m. de senda? Ahí lanzo el mensaje, por si alguien lo recoge.

Paso bajo los robles con las hojas de colores, es muy bonito todo, que gozada.





Algunas setas salen de entre las hojas, qué sería de un bosque sin ellas, ¿Y los enanitos?





Como estamos en el campo, pues gusta ver aquí y allá viejas cabañas agrícolas, ahora en desuso.




Entramos en el estrecho congosto que cierra la senda y los grandes zarzales impiden el paso.
Subo a la carretera y ando unos cientos de metros por ella, hasta localizar esta cueva, que creo que es la Cueva del Marqués si bien no lo podría asegurar. Vendría bien un cartelito indicativo, ya que hay varias cuevas en las proximidades.





El agua del barranco se ve cortada por la construcción de la carretera, y supongo que durante dicha obra hace décadas se construyeron estos túneles para que pase el río.




Después del segundo túnel encontramos esta pequeña cascada.





De nuevo la senda se embosca y cierra entre zarzas casi como árboles, urge limpiarla o la veremos  completamente cerrada por la vegetación exuberante en poco tiempo. Litoneros, saúcos, robles, álamos, etc. crecen aquí a sus anchas.




Aparece un embalse que, por lo que descubro en la presa, debe ser muy muy antiguo.
No encuentro información de la fecha de su construcción.  







Pasada la presa construida en piedra, entramos en la parte más bonita del congosto....
en teoría, ya que los tubos de hormigón y de polietileno para canalizar el agua, afean este bucólico rincón.
El agua del barranco huele ligeramente mal, me llevo cierta decepción pese a la grandiosidad del entorno y de su espectacular formación rocosa.
¡¡¡Houston, tenemos un problema!!!




Estamos fuera del congosto y encontramos un puente de bella construcción que tampoco tiene más información, bueno al menos esto sí que da buenas sensaciones y en unos minutos enlazo con el GR-23 que tomé al inicio de la jornada, para regresar a Baldellou.



Despues de esta jornada senderista, me quedo con sensaciones buenas aunque por momentos contradictorias.
Un sendero o pista para empezar excelente, que lleva a la ermita cómodamente y que nos deja muy buen sabor de boca ya que las vistas son espectaculares.
Curiosamente, yo esperaba poco de este primer tramo.
A continuación, llegamos al barranco del que tanto esperaba, y me deja un regusto ligeramente amargo, ya que es tan bonito como poco cuidado.

Espero que esto se arregle pues en estos pequeños pueblos falta hace.
En total 5 h. 15 minutos y unos 19 k. de recorrido.

Eso sí, la Circular ha sido un éxito rotundo, y he colgado el Track de GPS en la página de Wikiloc.

¡¡Hasta la próxima!!




domingo, 6 de noviembre de 2011

Cañón de Mascún, Ermita Virgen del Castillo, Peña Picarda 1.175 m.

6 de Noviembre de 2011

Senderismo: De Rodellar a la Ermita Virgen del Castillo, descenso al Cañón de Mascún y ascensión a la Peña Picarda (1.175 m.) por el Barranco de la Virgen, descenso a Cheto y Rodellar.
Por el Club Montisonense de Montaña


Este fin de semana estaba encargado de llevar al grupo de Senderismo del Club Montisonense, y pese a las dudas por las previsiones meteorológicas nos acercamos  hasta la bellísima población de Rodellar que es puerta de entrada a la maravilla natural del Cañón de Mascún.




Acabamos de pasar la semana de la Montaña en Monzón; el viernes celebramos el tercer aniversario del Club y muchos eran los que, viendo la lluvia caer, pensaban en qué hacer este fin de semana tan desapacible. La sección de senderismo teníamos previsto ir a Otín pasando por el dolmen de la Losa Mora, pero el barranco de Mascún bajaba muy crecido y al tener que atravesarlo varias veces nos planteamos buscar otro recorrido en la misma zona.

Así fue que nueve montañeros y montañeras dejábamos los coches en Rodellar y atravesando la calle principal nos dirigimos al barrio de la Honguera, desde el que un marcado camino de herradura nos lleva entre olivos hacia el acantilado. Descendemos por el sendero en varias lazadas hasta encontrar un cartel que nos indica hacia la ermita, que ya vemos enfrente colgada del roquedo.

Sobre la misma, asomaban las siluetas de dos personas sobre una roca que producía el efecto óptico de que se encontraban en el tejado. Eran nada menos que Ricardo Arnáiz y Jesús Zuriguel, miembros de nuestro Club que acababan de realizar la ferrata de la Virgen. Estaba claro que ellos tampoco querían desaprovechar el día y también eligieron este valle de orientación sur para ejercitar la mañana, ligeramente ventosa aunque resguardada por el macizo de Guara.


 






Nosotros a lo nuestro, descendemos un poco mas para atravesar el Barranco del Fornocal pasando junto a un semi derruido horno de cal, luego cruzamos el Barranco de la Virgen y ya en una corta pero brava ascensión alcanzamos la ermita románica de la Virgen del Castillo, pequeña y esbelta aunque necesitada de restauración.





Aquí tenemos a Mari Carmen observando el barranco embelesada.





Nuestros ojos se dirigen hacia el barranco de Mascún, desde la peña que hay tras la ermita veremos parte del Cañón con su prodigiosa formación rocosa de ventanucos, cornisas, torreones e inigualables agujas de formas variopintas.




Nos hacemos la foto junto a la Ermita, casi no hay sitio donde ponernos.






Hecha la foto volvemos sobre nuestras pisadas y ahora bajaremos al cañón entre coloridos chopos amarillentos, avanzando por una bella faja rocosa. El fluir del agua deja relajantes sonidos que penetran en todos los rincones del barranco, pero esa misma fuerza y viveza del agua es la que nos impedirá llegar a las mejores vistas de la ventana natural llamada “el delfín”, que no obstante presenta una imponente perspectiva.  







El suelo está lleno de fósiles desgajados de las rocas calcáreas, que en su día fueron un fondo marino.





Estamos en la faja rocosa descendiendo al lecho del río




Divisamos el "delfín" o ventanuco, pero solo por el lado sur ya que cruzar el río nos obligaría a mojarnos mucho...
Nos damos la vuelta y de nuevo para arriba ....





Éste es el horno de cal semi derruido que encontramos de nuevo en el ascenso.




Llegados a mitad del acantilado,  dejamos tanto la senda de regreso a Rodellar como la de la ermita, y tomamos al frente otra vereda marcadísima entre abundante vegetación por la izquierda orográfica del barranco de la Virgen, vamos subiendo disfrutando de la naturaleza pasando junto a una curiosísima fuente de frescas aguas, la Fonciachas, que ya en la edad media abastecía a personas y animales de San Chil, barrio desaparecido junto a Cheto cuyos vecinos relataban que jamás la habían visto seca, fluyendo libremente. Dentro de ella crecen unos helechos, se trata de la especie “culantrillo”, de propiedades balsámicas.






Estamos ascendiendo por un paraje realmente solitario, tenemos al otro lado de barranco la cueva del Foricón muy visible por su desproporcionada abertura aprovechada para hacer un corral. Seguimos ascendiendo y el tan pregonado mal tiempo no aparece, mas bien empieza a hacer calor y nos vemos en la necesidad de guardar el cortavientos. Cruzaremos el barranco cerca del punto en el que se divide en dos, y ahora subimos fuertemente hasta alcanzar la Peña Picarda, de 1.175 m. de altitud entre piedras repletas de fósiles incrustados.





Las vistas son magníficas adonde se mire, pero solo unos centenares de metros antes de llegar a esta cima disponemos hacia el norte de una grandiosa atalaya desde la que apreciar la magnitud del precipicio del que yo llamaría “Gran Cañón de Mascún”, que en árabe significa “el habitado por los espíritus”. Sobrecogedor panorama que nos permite, ahora sí, divisar la “Cuca de Bellostas” y todo un sinfín de espectaculares formas. Bajo las nubes que cierran las cimas del Pirineo, se podía ver el Collado de Añisclo completamente nevado, también al oeste divisamos el Cabezo de Guara y más abajo el estrecho barranco de Andrebot por el que se asciende hacia Otín, del que solo divisamos una casa y su centenario robledal con las hojas amarillentas.





Ésta es la zona de la Ciudadela y la característica aguja "Cuca de Bellostas".




En la Peña Picarda,  con el Gran Mascún detrás







El Cabezo de Guara, imponente macizo




Bajando al Barranco de la Virgen de nuevo, con el monte salpicado de colores amarillos entre el verde matorral.





Roca llena de fósiles...










Es hora de regresar a casa, no damos crédito al día tan bueno que hace y nos felicitamos de haber visitado Rodellar, antes pasaremos por el barrio de Cheto pisando sus sendas en perfecto estado flanqueadas por un extenso conjunto de paredes a la sombra de tupidos encinares, que han sido levantadas siguiendo la técnica constructiva de la piedra seca sin argamasa, coronadas por losas que se disponen en posición vertical.


 



El musgo recubre estos muros suavizando su dureza y haciendo de este sendero un lugar realmente atractivo, que deja un regusto a un pasado menos lejano y más entrañable de lo que imaginamos.





Multitud de plantitas por los muros, José Murciano nos dijo los nombres de muchas de ellas, sería para llevar una libreta de apuntes.




No hay duda, volveremos a Rodellar, Mascún nos ha cautivado.

Pero antes de regresar a casa, una paradita en Bierge para observar una maravilla más:
Las huellas fósiles sobre un lecho inclinado por el plegamiento pirenaico







Son huellas fosilizadas de caballos y jabalíes prehistóricos.
Otro motivo más para venir a pasar el día.

¡¡¡ Ánimo montañeros y montañeras!!!