Lunes, 17 de Enero de 2011.
Aquel día en que subí al Castillo de Acher
Érase una vez una montaña que nació para ser conquistada.
Cual si de un gran Castillo se tratara, quiso resistirse a quienes de tierras extrañas vinieren, así que levantó gruesas murallas, y se alzó en lo más alto de una colina, para ver venir a sus enemigos.
A fin de aumentar su resistencia, pobló su base de frondosos bosques, intentando así ocultar su esbelta figura y sus tesoros escondidos.
Erase una vez una montaña tan bella, tan grandiosa, tan a la vista de los ojos ajenos, que quiso ser conquistada por mucha gente.
Cual si de una bellísima doncella se tratara.
Vinieron de todas partes, lucharon por alcanzarla, por poseerla, y conquistaron su más preciado tesoro:
El espíritu mágico y el valor guerrero que transmite a quien entra en su fortificado corazón.
Y así fue en ese día en que voví al Castillo de Acher, al que conocí en un campamento de verano allá por el 1976, que volví a ver y admiré en 1.990, y así fue que quedé prendado de tal forma, que ni un instante lo pensé cuando Manuel me invitó a trepar por sus paredes, a atravesar las espesuras de la Selva de Oza, a beber de sus frescas aguas y a dejar huella en su nevada cumbre.
Digo yo que, esta vez sí, fue llegar a la cumbre. La cumbre de un sueño muy ansiado.
Y quedamos mágicamente poseidos por su espíritu.
¡Gracias, Castillo de Acher!
Campamento Ramiro el Monje
Entrada en la Selva de Oza
¿Txipeta alto, 2.189 m.?
El Castillo de Acher, desde el refugio forestal de Achert.
Nos toca ponernos los crampones, la nieve está helada.
La Peña Forca, bellísima, 2.390 m.
Vamos hacia la canal "puerta del castillo" pues es el único paso accesible.
La pendiente es dura como la nieve, o mas.
Va faltando poco...
Santi saca la lengua, ufffff....
Y entramos en el valle colgado del Castillo, blanco y puro, precioso y mágico.
A Manu le gusta subir a todos los montículos. O está muy fuerte o esto le tira más aún que a mí.
Descubrimos sus magníficas vistas, impresionante paisaje de montañas y más montañas.
Foto celebrando la cima
Se ven los mallos de Gorreta, creo, pues son los únicos que he visto en el plano.
La pendiente de descenso impone: hasta que se llega abajo, no es posible cantar victoria plena.
Los coloridos de la tierra, el cielo azul...
Y mucha agua por doquier, fresca y ruidosa.
Los árboles también parecen encantados
El tronco del suelo mide 26 m., y el abeto que luce al lado debe medir... mas de 30 m.
Los árboles están "pegados", así de bien.
Nos despedimos del valle más bonito que se pueda imaginar. Maravilloso día.
Muy bien compañeros, bonito pico que sè que algùn dìa lo harè y sè que no muy tarde...me hubiera gustado ir!!!! sois unos màquinas...
ResponderEliminarme lo pasè muy bien en el tozal Santi!!! tenìas razòn fue grandioso, casi mejor que hacer un tresmillllll!!!!!!!!
tambien nosotros lo tenemos en mente para
ResponderEliminaralgun dia ascenderlo mientras nos
comformaremos en ver tan estupendas fotos
salud y montañas
Gracias a todos, la mayor alegría que me llevé ademas de la belleza increible de este valle, es que lo he visto muy accesible tanto en invernal como para el buen tiempo. Es una gozada para los sentidos.
ResponderEliminarJesús, el Tozal lo tendrías que hacer con un metro de nieve en la cima, verás que pasada. La cruz se pone como la dl aneto el dia que fuimos.
Hace tiempo que tengo muchas ganas de ir a la Selva de Oza y admirar todo su encanto.
ResponderEliminarTu excursión, con Manu, a parte de que la fotografia y la descripción nos muestran parte de la belleza del lugar, solo hace que sea mayor mi entusiamo por ir a disfrutar de la naturaleza y dejarme llenar por ella.
Enhorabuena a los dos.