Cresta del Espadas, 25 y 26 de Agosto de 2010
Diente Royo (3.010 m.), Pavots (3.121 m.), Las Espadas (3.332 m.), Tuca Llardaneta (3.311 m.), Tuqueta Roya (3.273 m.), Posets (3.375 m.) y Diente de Llardana (3.094 m.).
Cuando hace unos siete años me estaba planteando subir por vez primera al Posets, alguien me hablaba de la estrechez de la senda en su tramo final, y cómo en un día de niebla tuvo que darse la vuelta a 50 m. de la cima. Por aquel entonces yo ya había oído hablar de otra ruta que llevaba al Pico Espadas, y que dada su dificultad, sólo estaba reservada a “auténticos especialistas”.
Creo que aquel mismo día soñé que un día iría al Espadas, desde mi casa veía el Posets con sus dos magnífias cimas y las quería a las dos, puede que tantos días viendo su silueta me dejara embrujado o encantado, el caso que…
Creo que aquel mismo día soñé que un día iría al Espadas, desde mi casa veía el Posets con sus dos magnífias cimas y las quería a las dos, puede que tantos días viendo su silueta me dejara embrujado o encantado, el caso que…
Llegó un buen día que me dije: este año subo al Espadas. Lo tenía decidido completamente, esperaba como loco la ocasión y hasta he tenido la oportunidad de hacer prácticas esta misma semana con la Cresta del Bardamina, distinta en recorrido pero igual de desafiante. En cuanto el tiempo y mis días de fiesta han coincidido, llamé a Manuel y le dije: Esta semana el Espadas. Un sí y ya estaba llamando a Sergio, a Loren (que no pudo venir) y finalmente a Gerardo. Todo un equipo ideal para emprender una ruta que requiere de profesionalidad (Gerardo) serenidad (Manuel) decisión (Sergio llevó el frente todo el camino) y un fotografillo para dejar constancia de la hazaña (servidor). A falta de Loren, Amigo con mayúsculas, pusimos en su lugar lo que hay que poner para no tener un solo momento de desavenencia.
Emoción a raudales y alegría ya en la ascensión al Ángel Orús, plantando vivac próximos al ibón de Llardaneta con una noche inolvidable bajo la luna llena, en que dormimos poco pero disfrutamos del ambiente de alta montaña.
Emoción a raudales y alegría ya en la ascensión al Ángel Orús, plantando vivac próximos al ibón de Llardaneta con una noche inolvidable bajo la luna llena, en que dormimos poco pero disfrutamos del ambiente de alta montaña.
Aún de noche dejamos nuestros sacos entre las rocas y tomamos rumbo al Ibón, donde el amanecer nos dejaba unas bellísimas imágenes imposibles para la cámara a esas horas. Sólo eran las 7,15 que Sergio alcanzaba el primer tresmil, y a las 8 en punto nos fotografiábamos los cuatro en el segundo, todo un inhabitual logro. La cresta entre los dos es fácil pero entretenida, exigiendo ya pequeñas trepadas y pasos estrechos.
Aquí estoy en el Diente Royo (3.010 m.) con la cresta detrás.
El Punta Suelza bellísimo con las Sorores de telón de fondo.
Subiendo al Pavots, un poco de trepadilla.
Pavots, 3.121 m.
Tomada de lleno la arista al Espadas, la cosa empezó a cambiar, se afila tanto que mirar muy al frente asusta tanto como mirar a los lados, así que tomamos concentración y mucha seriedad, algun paso de IIº ++, muchos de Iº - IIº y yo prometiendo que la cosa acababa ya, cuando de pronto aparece ante nosotros una brutal arista entre dos enormes paredones, la cosa se ponía fea y Sergio prometía que si llegabamos al Espadas me iba a dejar el ojo como el casco, pero finalmente hicimos cumbre sin llegar a emocionarnos porque faltaba aún un paso, el del Funambulista.
Pavots, 3.121 m.
Tomada de lleno la arista al Espadas, la cosa empezó a cambiar, se afila tanto que mirar muy al frente asusta tanto como mirar a los lados, así que tomamos concentración y mucha seriedad, algun paso de IIº ++, muchos de Iº - IIº y yo prometiendo que la cosa acababa ya, cuando de pronto aparece ante nosotros una brutal arista entre dos enormes paredones, la cosa se ponía fea y Sergio prometía que si llegabamos al Espadas me iba a dejar el ojo como el casco, pero finalmente hicimos cumbre sin llegar a emocionarnos porque faltaba aún un paso, el del Funambulista.
Inicio de la cresta
A gatas que esto se afila.
La cresta detrás, con los Eristes y detrás de todo el Cotiella.
Primer paso serio serio.
Y la brutal arista ante nosotros, se nos puso un nudo en el estómago...
Algunos tramos se pasa entre lajas de roca, más fácil.
Otra vez vista atrás.
Pico Espadas, 3.332 m.
Sergio ya divisa el paso del Funambulista, al que se dirige a toda prisa, quiere pasarlo ya.
Destepar no es sencillo aunque ayuda la buena roca, por supuesto pasamos el paso, trepamos la pared siguiente sin cuerdas y sin nervios, para alcanzar la Tuca Llardaneta y la Tuqueta Roya y empezar a disfrutar de las vistas.
A gatas que esto se afila.
La cresta detrás, con los Eristes y detrás de todo el Cotiella.
Primer paso serio serio.
Y la brutal arista ante nosotros, se nos puso un nudo en el estómago...
Algunos tramos se pasa entre lajas de roca, más fácil.
Otra vez vista atrás.
Pico Espadas, 3.332 m.
Sergio ya divisa el paso del Funambulista, al que se dirige a toda prisa, quiere pasarlo ya.
Destepar no es sencillo aunque ayuda la buena roca, por supuesto pasamos el paso, trepamos la pared siguiente sin cuerdas y sin nervios, para alcanzar la Tuca Llardaneta y la Tuqueta Roya y empezar a disfrutar de las vistas.
Descendemos de la tuca llardaneta, 3.311 m.
Vemos al fondo del circo el imponente Diente de Llardana
Desde el Posets, vemos el Espadas y toda su cresta, al fin la hemos realizado.
El éxtasis llegaba en el Posets, ahora todos nos abrazábamos y emocionábamos porque ésta sí, sí había sido una bien gorda. Gerardo sirvió una fresquita Voll-Damm para celebrarlo “por todo lo alto” (y qué alto, vaya).
El día había acompañado, sólo algo de viento en la cresta, ahora un pelín de calor sin sofocar y rumbo al Diente de Llardana donde Segio no subió (ya lo había hecho) y Manuel prefirió no forzar las rodillas, Gerardo y yo culminamos el séptimo tresmil en solo nueve minutos.
Vemos al fondo del circo el imponente Diente de Llardana
Tuqueta Roya, 3.273 m. y rumbo al Posets (detrás)
Desde el Posets, vemos el Espadas y toda su cresta, al fin la hemos realizado.
El éxtasis llegaba en el Posets, ahora todos nos abrazábamos y emocionábamos porque ésta sí, sí había sido una bien gorda. Gerardo sirvió una fresquita Voll-Damm para celebrarlo “por todo lo alto” (y qué alto, vaya).
El día había acompañado, sólo algo de viento en la cresta, ahora un pelín de calor sin sofocar y rumbo al Diente de Llardana donde Segio no subió (ya lo había hecho) y Manuel prefirió no forzar las rodillas, Gerardo y yo culminamos el séptimo tresmil en solo nueve minutos.
Enhorabuena por la actividad, el relato y las fotos. Que envidia, a ver si algún día me veo preparado para algo así.
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